Tlazoltéotl

Tlazoltéotl, Diosa Azteca de la Muerte y el Nacimiento

En el reino de la mitología azteca, Tlazoltéotl es una diosa prominente asociada tanto con la muerte como con el nacimiento. Esta poderosa deidad de origen huasteco desempeña un papel significativo en el antiguo panteón azteca y es venerada por su capacidad para purificar el alma y conceder el renacimiento. En este artículo, profundizaremos en la fascinante mitología que rodea a Tlazoltéotl, una de las diosas aztecas de la muerte, y exploraremos el significado de su naturaleza dualística.

La Mitología de Tlazoltéotl

Tlazoltéotl, también conocida como «Devoradora de Inmundicias» o «Comedora de Suciedad», es una diosa compleja asociada con numerosos aspectos de la vida y la espiritualidad. Como deidad azteca de la fertilidad y el parto, a menudo se la representa como una figura maternal, amorosa y compasiva. Sin embargo, Tlazolteotl también está estrechamente relacionada con la noción de la muerte y la purificación.

Según la creencia azteca, Tlazoltéotl desempeñaba un papel crucial en la eliminación de impurezas del alma. Se pensaba que tenía la capacidad de absorber pecados y actos inmorales, ofreciendo redención y purificación a las personas que buscaban el perdón.

Este proceso divino de purga, conocido como «amocualli», se consideraba esencial para la renovación y el crecimiento espiritual. Por ello los pecados de adulterio se confesaban ante un sacerdote de Tlazoltéotl, quien era el encargado de recibir la suciedad.

Como diosa de la fertilidad y del parto era protectora de las parteras, que eran las mujeres que atendían los partos, acomodaban a los niños y de las que hacían los abortos. Además de diosa de la fertilidad y del parto Tlazoltéotl es considerada como la diosa de la lujuria y de los amores prohibidos, así que tiene una fuerte vinculación con el sexo, la carnalidad y las transgresiones morales.

Era una diosa que traía el sufrimiento por medio de las enfermedades venéreas y la curación con la medicina. También inspiraba las desviaciones sexuales pero a la vez las absolvía. Además de Tlazoltéotl había otras cuatro diosas hermanas listas para el amor carnal las cuales recibían el mismo nombre que la diosa aunque también se les denominaba Ixcuina. Eran provocadoras del adulterio y a la vez encargadas de penalizarlo.

Tlazoltéotl fue la madre tanto del dios del maíz, Centeotl como de Xochiquetzalli la diosa de la fertilidad azteca. Además también tuvo una relación muy estrecha con la enfermedad de la epilepsia, ya que ésta era una enfermedad considerada impura y la diosa podía sanar a los enfermos. Se la veneraba en la fiesta del Ochpaniztli, con la que se celebraba la temporada de la cosecha.

Es considerada como una de las 9 figuras de la creación y una de las 13 compañeras del día. También se la considera como diosa de los médicos, herbolarios, magos, parteras, sanadores y todo lo relacionado con la medicina. Además también cumplía la labor de diosa de la epilepsia.

Además también se la consideraba diosa del tejido y del bordado. Por ello la encontramos con su tocado de algodón lista para hilarlo en el Códice Borgia o con su banda de algodón crudo en la frente representándolo en el Códice Borbónico.

La Dualidad de Tlazoltéotl

Uno de los aspectos más intrigantes de la mitología de Tlazoltéotl es su dualidad, encarnando cualidades tanto dadoras de vida como portadoras de muerte. Esta naturaleza paradójica se representa a menudo en representaciones artísticas de la diosa, mostrando su personalidad multifacética. Por este motivo se la considera diosa de la vida y la muerte azteca.

Como deidad de la sexualidad y la fertilidad, Tlazoltéotl simboliza el ciclo de la vida. Está asociada con el placer, el deseo y el acto de la procreación. Fusionándose con la tierra y la naturaleza, Tlazoltéotl actúa como fuente de vitalidad y abundancia, asegurando la perpetuación de la vida. Había además otras cuatro diosas aptas para el amor carnal y a todas se las denominaba Tlazoltéotl o Ixcuina.

Por otro lado, el papel de Tlazoltéotl como diosa de la muerte es igualmente significativo. Se cree que es responsable de guiar las almas de los difuntos a través del peligroso viaje del inframundo, conocido como Mictlán. Su presencia proporciona una tranquilizadora seguridad de que las almas partidas alcanzarán su destino final de manera segura y encontrarán paz en la vida después de la muerte.

Adoración y Rituales

A lo largo de la civilización azteca, Tlazoltéotl fue muy respetada y adorada a través de rituales y ceremonias intrincados. Sus seguidores del culto creían que participar en estas prácticas garantizaría protección, fertilidad y crecimiento espiritual.

Se hacían ofrendas a Tlazoltéotl en forma de alimentos, flores y otros objetos simbólicos. Estas ofrendas se consideraban sagradas, y se creía que su consumo por parte de los sacerdotes y adoradores limpiaba sus espíritus de culpa e impureza.

Uno de los rituales más destacados dedicados a Tlazoltéotl era el festival de Xochiquetzaliztli, que se celebraba anualmente en su honor. Durante esta celebración, se llevaban a cabo bailes elaborados, procesiones y sacrificios humanos como demostración de reverencia y devoción hacia la diosa.

Legado e influencia moderna

A pesar de la desaparición de la civilización azteca, el legado e influencia de Tlazolteotl continúan persistiendo en la actualidad. Su encarnación de la vida y la muerte resuena en muchas personas, atrayéndolas hacia su poderoso simbolismo.

Hoy en día, devotos y practicantes de diversas tradiciones espirituales incorporan a Tlazolteotl en sus prácticas, buscando orientación y purificación. Su simbolismo también ha sido abrazado por movimientos feministas, destacando su asociación con el empoderamiento femenino y los derechos reproductivos.